¿Os faltan razones para viajar en familia? Viajar con niños es toda una aventura. Y, como papás viajeros, hemos querido inculcar a nuestra pequeña Avril el gusanillo de los viajes desde que nació.

Viajando con ella, nos hemos dado cuenta de que todo un universo de cosas positivas aparecen desde el momento se inicia esta experiencia. Y por supuesto, en este artículo os vamos a dar toda una serie de buenas razones que también os motiven a hacerlo ¡y de la mejor mano! 

TENER HIJOS LO CAMBIA TODO, INCLUSO VIAJAR

¡Qué os vamos a contar! Ahora existe algo mucho más importante que nosotros mismos y queremos todo lo mejor para ellos. Pero, ¿qué entendemos por lo mejor? ¿qué sigan nuestros propios pasos? ¿esos que ya vienen impuestos de paquete? Pues valiente rollo les espera a las criaturas …

Tener hijos cambia muchas cosas. No solo nuestro cotidiano desde el primer día que nacen. También hay algo que se vuelve diferente en nuestra mente. Es difícil ver muchas cosas como antes.

Con respecto al tema de viajar, son muchos los comentarios que recibimos cuando estaba embarazada sobre «oye, ya no podréis viajar como antes» ; » pues ya se os acabo el rollo eh» ; «ahora a calmarse con los viajes»… Al parecer, sigue habiendo una gran barrera para muchos a la hora de compatibilizar los viajes con esto de volverse padres. Especialmente, cuando hablamos de bebés.

Frente a todo esto, decidimos comprobar por nosotros mismos cómo era esto de viajar con Avril desde pequeñita. Y nos lanzamos a la aventura con tan sólo 2 meses y medio cruzando Francia y España en nuestro primer road trip. No creo que haga falta que os digamos que, contando con la buena información y consejos, todo fue de maravilla. Avril dejaba de ser un bebé normal para convertirse en nuestro Gen Viajero.

Esto fue para nosotros el principio de «algo que no teníamos intención de parar«. Con 5 meses cruzamos el charco y nos fuimos a New York, uno de nuestros sueños. No hay palabras para describir lo que fue mostrarle cada uno de los rincones de la ciudad, incluyendo las vistas desde el Top of the Rock o del Empire State.

Y muchos pensaréis, pero, ¡si no se va a acordar! Ahora mismo no, eso seguro. Pero, aunque no podamos explicarlo con palabras, sí vimos que algo se le quedaba de cada experiencia. Y, por supuesto,  ya nos encargaremos de que esos recuerdos revivan en su mente cuando sea mayor. Por no decir, que siempre podremos volver y comparar unas fotos con otras.

¿Por dónde íbamos? ¡Ah sí! «sobre lo que no teníamos intención de parar».  Cuatro meses después, en pleno agosto, nos fuimos a las islas griegas, concretamente a Rhodes. ¿Islas Griegas en verano y con un bebé? (momento en que nos llevamos las manos a la cabeza). Avril ya tenía 10 meses, y teniendo en cuenta algunas cosas, todos disfrutamos mucho. La primera ella, descubriendo el mar y la arena por primera vez.

Recién cumplido un año largo, nos fuimos a Marruecos, concretamente a Fez y Chefchaouen. Este país nos ha gustado tanto con ella que pensamos volver sí o sí. Y esta vez ya andaba, ¡por lo que su curiosidad se intensificó aun más!

Y poco tiempo después, a los 22 meses decidimos descubrir en road-trip uno de los países menos sonados del continente europeo: Albania. Y con la peque todo de maravilla tanto en la costa como en la zona interior. Esta vez, además, ya era algo más grande, por lo que iba captando con más entusiasmo las cosas a su alrededor.

Volviendo a la frase que encabeza este apartado, tener hijos lo cambia todo sí. Y también puede transformar la mejor de las pasiones en algo más grande. Simplemente, porque el mundo es aun más fascinante cuando podemos ver cómo lo descubren a través de sus ojos, de sus disparatadas preguntas y de sus carcajadas espontáneas. Pero, ¿creéis que estas son las únicas razones para viajar en familia?

Para qué veáis porqué merece la pena realmente hacerlo, hemos contado en este artículo con la colaboración de Sara Tarrés, psicóloga especializada en Psicopatología infantil y creadora del blog Mamá Psicóloga Infantil. Una gran profesional que nos va a dar toda una serie de buenas razones para saber cuales son los beneficios de viajar en familia y las ventajas que aporta sobre nuestros niños.

RAZONES PARA VIAJAR EN FAMILIA

Por Sara Tarrés

Psicóloga especializada en Psicopatología infantil

Blog mamá psicóloga infantil

Viajar con nuestros hijos es una experiencia muy positiva siempre que lo tengamos todo muy bien pensado y planificado. Pero no es de organización ni de planificación sobre lo que los quiero hablar sino de las múltiples razones y beneficios para viajar en familia.

Entendiendo que, cualquier viaje es una oportunidad para reforzar vínculos familiares o fomentar el aprendizaje sobre lugares y tradiciones, he elaborado una lista de motivos por los que nunca deberíamos renunciar a viajar cuando nos convertimos en padres. Todo lo contrario.

VIAJAR NOS VA A PERMITIR:

• Proporcionar experiencias inolvidables a todos los miembros de la familia, desde los adultos a los peques.

• Ofrecer la posibilidad de conocer nuevos lugares, personas y modos diferentes de hacer las cosas.

• Facilitar el reencuentro con amigos y/o familiares.

• Propiciar el desarrollo de un pensamiento más racional, reflexivo y crítico.

• Posibilitar la adquisición de nuevos valores y habilidades emocionales y sociales.

• Aumentar la capacidad de observación.

• Fomentar su espíritu aventurero y explorador.

• Aumentar su interés y curiosidad natural por conocer nuevas cosas, lugares, personas y las historias que les rodean.

• Las diferentes experiencias y situaciones que a lo largo del viaje se pueden dar también les ayudará en el aprendizaje de ser más pacientes, tolerantes y flexibles (aunque al principio les cueste un mundo).

• Estrechar los vínculos familiares, pasamos más tiempo juntos haciendo cosas nuevas y diferentes.

Como podéis ver, viajar en familia solo conlleva beneficios. Y no faltan razones para ello.

Al viajar juntos, todos lo miembros aprenden a dar más importancia a la unidad familiar y vivir las nuevas sensaciones al máximo. No hay una edad concreta para empezar o parar de hacerlo. Es algo que se puede practicar desde que nacemos, con una buena organización y de la mejor mano.